Pintura realista pintada a mano que retrata un instante cotidiano cargado de simbolismo: un niño sostiene una manguera mientras observa el suelo, en un entorno humilde marcado por paredes de piedra y huellas del paso del tiempo. La escena transmite inocencia, trabajo y reflexión, mostrando la belleza de lo sencillo y la profundidad de la vida diaria.
El detalle en las expresiones, las texturas y la luz convierten esta obra en una pieza única que invita a la introspección.
- Pintura original, no reproducción
- Técnica: óleo/lienzo
- Medidas: 150x115cm






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